Las alergias son un conjunto de alteraciones de carácter respiratorio, nervioso o eruptivo que se producen en el sistema inmunológico por una extremada sensibilidad del organismo a ciertas sustancias a las que ha sido expuesto, y que en condiciones normales no causarían esas alteraciones.
Existen muchos tipos de alergias: cutáneas, alimentarias, al polen, a los ácaros, al sol, estacional (aparecen en la misma época cada año), conjuntivitis alérgica, a los animales, picaduras de insectos … Siendo la rinitis alérgica, el asma y la alergia a los medicamentos las más frecuentes.
Las alergias pueden provocar una serie de síntomas como goteos nasales, estornudos, picazón, sarpullidos, edema (hinchazón) o asma. Las alergias pueden considerarse desde leves a severas. Se consideran síntomas alérgicos graves: dificultad para respirar, vómitos repetidos, pérdida de la conciencia u opresión de garganta; o bien, dos o más síntomas leves, como urticaria sumada a vómitos o tos e hinchazón.
Con el paso del tiempo van apareciendo nuevos tipos de alergias, y cada vez es más llamativo el aumento de la frecuencia del número de personas que padecen estas enfermedades, afectando principalmente a niños y personas jóvenes.
Las enfermedades alérgicas (EEAA) interfieren de forma significativa en las actividades cotidianas de las personas que las padecen. Ocasionan un impacto muy alto en la calidad de vida relacionada con la salud, equiparable al de otras enfermedades crónicas. En general no somos conscientes de lo que condicionan su vida personal, formativa, profesional, de ocio y muchos otros aspectos de su vida.
En un alto porcentaje de casos, la mayor parte de las restricciones que encuentran los pacientes en su vida cotidiana pueden desaparecer con un diagnóstico y tratamiento apropiados.