La ansiedad es básicamente un mecanismo defensivo. Es un sistema de alerta ante situaciones consideradas amenazantes. Es un mecanismo universal, se da en todas las personas, es normal, adaptativo, mejora el rendimiento y la capacidad de anticipación y respuesta.

Sentir ansiedad “de modo ocasional” es una emoción normal que forma parte de la vida y que se experimenta en situaciones en las que el sujeto se siente amenazado por un peligro externo o interno.

La ansiedad es anormal cuando es desproporcionada y demasiado prolongada para el estímulo desencadenante. A diferencia de la ansiedad relativamente leve y transitoria causada por un evento estresante, los trastornos de ansiedad duran por lo menos seis meses y pueden empeorar si no se tratan.

Un evento importante o una acumulación de situaciones estresantes más pequeñas de la vida pueden provocar ansiedad excesiva, por ejemplo, estrés en el trabajo o en los estudios, cargas familiares excesivas, preocupaciones continuas por la situación financiera, la muerte de algún familiar…

Las personas con trastornos de ansiedad con frecuencia tienen preocupaciones y miedos intensos, excesivos y persistentes sobre situaciones diarias. Estos episodios se pueden dar de forma repentina y pasar de 0 a 100 en cuestión de minutos (ataques de pánico).

Estos sentimientos de ansiedad y pánico son difíciles de controlar, son desproporcionados en comparación con el peligro real y pueden durar un largo periodo de tiempo.

La ansiedad interfiere en las actividades diarias de las personas que la padecen. En muchas ocasiones para evitar la ansiedad, las personas evitan ciertos lugares o situaciones.

Los síntomas pueden empezar en la infancia o la adolescencia y continuar hasta la edad adulta, siendo los más comunes :

  • Sensación de nerviosismo, agitación o tensión
  • Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe
  • Aumento del ritmo cardíaco
  • Respiración acelerada (hiperventilación)
  • Sudoración
  • Temblores
  • Sensación de debilidad o cansancio
  • Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual
  • Tener problemas para conciliar el sueño
  • Padecer problemas gastrointestinales (GI)
  • Tener dificultades para controlar las preocupaciones
  • Tener la necesidad de evitar las situaciones que generan ansiedad

Existen varios tipos de trastornos de ansiedad:

  • El “trastorno de ansiedad generalizada” se caracteriza por una ansiedad y una preocupación persistentes y excesivas por actividades, eventos o rutinas comunes. La preocupación es desproporcionada con respecto a la situación actual, es difícil de controlar y afecta la forma en que te sientes físicamente. A menudo sucede junto con otros trastornos de ansiedad o depresión.
  • La “agorafobia” es un tipo de trastorno de ansiedad en el que temes a lugares y situaciones que pueden causarte pánico o hacerte sentir atrapado, indefenso o avergonzado y a menudo intentas evitarlos.
  • El “trastorno de ansiedad debido a una enfermedad” incluye síntomas de ansiedad o pánico intensos que son directamente causados por un problema de salud físico.
  • El “trastorno de pánico” implica episodios repetidos de sensaciones repentinas de ansiedad y miedo o terror intensos que alcanzan un nivel máximo en minutos (ataques de pánico). Puedes tener sensaciones de una catástrofe inminente, dificultad para respirar, dolor en el pecho o latidos rápidos, fuertes o como aleteos (palpitaciones cardíacas). Estos ataques de pánico pueden provocar que a la persona le preocupe que sucedan de nuevo o que evite situaciones en las que han sucedido.
  • El “mutismo selectivo” es una incapacidad constante que tienen los niños para hablar en ciertas situaciones, como en la escuela, incluso cuando pueden hablar en otras situaciones, como en el hogar con miembros cercanos de la familia. Esto puede afectar el desempeño en la escuela, el trabajo o en la sociedad.
  • El “trastorno de ansiedad por separación” es un trastorno de la niñez que se caracteriza por una ansiedad que es excesiva para el nivel de desarrollo del niño y que se relaciona con la separación de los padres u otras personas que cumplen una función paternal.
  • El “trastorno de ansiedad social (fobia social)” implica altos niveles de ansiedad, miedo o rechazo a situaciones sociales debido a sentimientos de vergüenza, inseguridad y preocupación por ser juzgado o percibido de manera negativa por otras personas.
  • Las “fobias específicas” se caracterizan por una notable ansiedad cuando la persona se ve expuesta a un objeto o situación específicos, y un deseo por evitarlos. En algunas personas, las fobias provocan ataques de pánico.
  • El “trastorno de ansiedad inducido por sustancias” se caracteriza por síntomas de ansiedad o pánico intensos que son el resultado directo del uso indebido de drogas, como tomar medicamentos, estar expuesto a una sustancia tóxica o tener abstinencia a causa de las drogas.
  • Otro “trastorno de ansiedad específico y no específico” es un término para la ansiedad y las fobias que no cumplen con los criterios que antes hemos comentado, pero son lo suficientemente relevantes y perturbadores.

Podemos utilizar ejercicios sencillos para suavizar la ansiedad:

  • Cuando sientas que estás comenzando a sentirte nervioso o ansioso, comienza con este sencillo ejercicio de “respiración” conocido como respiración cuadrada: inhalamos por la nariz contando cuatro interiormente, mantenemos el aire contando cuatro y exhalamos por la boca contando cuatro.
  • Utilizar visualizaciones. Visualizate en aquél lugar donde te sientes tranquila y feliz (la playa, la montaña, el bosque, el campo), y conéctate con los colores, olores y sensaciones que te produce ese lugar especial.
  • Distraerse con actividades que te distraigan y relajen. Aunque salir de casa puede ser una causa grande de ansiedad, ir a caminar o correr es seguro y es una gran manera de incorporar un poco de ejercicio en su rutina. Otras actividades pueden ser escribir, leer, escuchar música, pintar etc.

Practicar técnicas de relajación entre tus actividades semanales: yoga, pilates, taichi, relajación consciente, meditación, visualizaciones …

  • Mantente ocupado distrayéndote con cosas que te provoquen las emociones opuestas a las que estás experimentando. Si comienzas a sentirse ansioso o estresado, haz alguna actividad que te haga reír, relajarte o sentirte bien
  • Distráete con sensaciones. Si ponemos toda nuestra energía en una sensación intensa, nos distraeremos naturalmente de la ansiedad. Por ejemplo: toma una ducha fría o caliente, aprieta tus manos o aplaude por cinco segundos o dá 10 saltos. Algunas de estas actividades pueden sonar un poco tontas, pero realmente funcionan.
Par Biomagnético
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