El síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno común que afecta al intestino grueso y que se caracteriza por cólicos abdominales, dolor abdominal, gases, hinchazón, estreñimiento y diarrea. Es una enfermedad crónica aunque en algunos casos puede ser momentánea.
Las causas son diversas, entre ellas, alteraciones de la motilidad (del movimiento) y/o de la sensibilidad digestiva influenciadas por factores psicológicos, gastroenteritis, intolerancias alimentarias, alteraciones hormonales y factores genéticos.
El cerebro y el intestino están muy relacionados. El estado de ánimo de una persona influye directamente en las secreciones intestinales. Cuando se pasa miedo, enfados, disgustos, ansiedad… se segrega bilis. La bilis tiene la función de digerir las grasas en el intestino, pero es muy laxante. Por lo tanto, si una situación personal provoca que se libere bilis en el intestino, cuando no se está realizando la digestión, es muy probable que desemboque en una diarrea.
Los síntomas y las limitaciones impuestas por la enfermedad empeoran la calidad de vida de las personas que lo padecen ya que sufren limitaciones personales, sociales y absentismo laboral.
El tratamiento tiene como objetivo aliviar los síntomas y puede incluir cambiar la dieta, aumentar la actividad física, reducir el estrés y en algunos casos tomar medicamentos. También se contemplan otras opciones terapéuticas como psicoterapia, acupuntura, par biomagnético e hipnoterapia.
Se recomienda evitar desde un principio los cítricos (sobre todo la naranja), la cebolla, el chocolate, los huevos, el gluten (presente en la mayoría de cereales como el trigo, la cebada y el centeno), la cafeína (presente en café, té y chocolate), el alcohol, elegir las frutas más pobres en azúcar y más ricas en pectina como la manzana. También evitaremos la avena ya que es un cereal que, a pesar de no tener gluten, puede causar malestar intestinal en algunos pacientes debido a las prolaminas (unas proteínas cuya estructura de péptidos es muy similar al del gluten).
Evitar las espinacas para menguar y neutralizar el efecto laxante, Eliminar totalmente el consumo de sorbitol (un edulcorante), los alimentos o especies picantes, el gas (en las bebidas), el café y el té.
Moderar el consumo de fibra insoluble (procedente de alimentos integrales), potenciar el consumo de fibra soluble que se puede hacer con la ayuda de los alimentos como el dulce de membrillo o la manzana.
Es muy importante beber dos litros de agua al día (incluidas infusiones como la tila o la hierba luisa) ya que es muy importante garantizar la hidratación cuando hay descomposición o diarreas y necesaria para el estreñimiento,
Se aconseja comer despacio y masticar bien los alimentos, hacer una dieta pobre en grasas y rica en proteínas, evitar comidas copiosas y los alimentos que usted note que le desencadenan los episodios de dolor abdominal.