El ciclo menstrual es el proceso que prepara al útero de la mujer para un embarazo y que como ya sabemos se produce todos los meses. Para delimitar la duración de un ciclo se cuenta desde el primer día de período o menstruación, hasta el primer día del período siguiente. Durante este tiempo, tienen lugar varias fases: la menstruación, la preovulación, la ovulación y la postovulación.
Al contrario de lo que estamos acostumbrados a escuchar, la menstruación no tiene por qué producirse cada 28 días, sino que todos aquellos ciclos comprendidos entre los 25 y 37 días se consideran normales. Hay muchos factores que pueden tener un impacto en el ciclo menstrual (acortándolo o alargándolo), como puede ser el estrés, los viajes largos, los cambios drásticos de peso o el deporte de alto impacto.
Durante los primeros años de regla, es habitual que las adolescentes presenten alteraciones menstruales frecuentes (como ciclos más largos o más cortos, o períodos muy abundantes o muy escasos). Esa inestabilidad se produce porque el eje hipotálamo-hipófisis-ovario, que se encarga de regular la menstruación, todavía está en desarrollo en esas niñas. Asimismo, también se considera normal que las mujeres que se están acercando a la menopausia sufran alteraciones semejantes.
Muchas mujeres tienen períodos dolorosos, también llamados dismenorrea. El dolor más común es el que se debe a los calambres menstruales, que son dolores palpitantes o cólicos en la parte baja del abdomen. También se puede tener otros síntomas, como dolor de espalda baja, náuseas, diarrea y dolores de cabeza.
Las principales causas del dolor están relacionadas con alteraciones pélvicas ginecológicas como endometriosis, adenomiosis, congestión pélvica o enfermedad inflamatoria pélvica, entre otras.
La endometriosis ocurre cuando las células propias del endometrio que pertenecen al útero crecen en otras zonas del cuerpo. El tejido de la endometriosis actúa de manera similar al tejido que se encuentra dentro del útero: crece, se engrosa e intenta desprenderse en cada ciclo menstrual. Debido a que el tejido no puede salir del cuerpo, este puede causar adherencias, nódulos y lesiones, y desencadenar una respuesta inflamatoria.
Aunque es considerada benigna, puede ser incapacitante y es una causa de infertilidad. Puede producir esterilidad por distintos mecanismos: – al dañar el tejido ovárico sano. – al producir adherencias que pueden dañar las trompas y obstruirlas. – al producir sustancias que pueden resultar tóxicas para el ovocito. L a endometriosis también puede producir dolor en las relaciones sexuales
La endometritis es causada por una infección del útero. Puede deberse a clamidia, gonorrea, tuberculosis o a una combinación de bacterias vaginales normales. Es más probable que se presente después de un aborto espontáneo o de un parto. También es más común después de un trabajo de parto prolongado o de una cesárea.
La adenomiosis consiste en que el tejido endometrial normal (la capa que recubre por dentro al útero y que se destruye y regenera con cada menstruación) penetra en el interior de la capa muscular del útero y produce su engrosamiento. Puede producir dolor en las menstruaciones y en la relaciones sexuales.
La enfermedad inflamatoria pélvica, o EIP, es una infección causada por bacterias. Cuando las bacterias de la vagina o el cuello uterino viajan hasta el útero, las trompas de Falopio o los ovarios, pueden causar una infección. La mayoría de las veces es causada por las bacterias de clamidia y gonorrea.
Toda esta variedad de síntomas que pueden ser físicos, psicoemocionales y cognitivos-conductuales (como los cambios de humor, en forma de irritabilidad, insomnio, ansiedad, depresión o dolor de cabeza…) y que alteran levemente la actividad cotidiana de la mujer se conocen como síndrome premenstrual (SPM).